miércoles, 8 de abril de 2009

"Puto Rojo" en Galería Weber Lutgen


María de Sande, Alias Lilo y Ana Quesada


JMRT, Alias Lilo, se nació una madrugada a los ocho meses empero salvo este acto heroico y presuroso nunca más tuvo prisa por nada. Cuenta con una formación muy variopinta —o multidisciplinar como se dice ahora—. Como “sucio, desaliñado y vago” era definido por sus profesores en la escuela cuando apenas contaba con ocho años, así como de una imaginación excelente.

Tataranieto de buzo en el río Guadalquivir y sobrino nieto de artista bohemio de la Barcelona de los años veinte y ancestro de beato oficial que a poco han de hacer santo en cuanto diligencien los milagros, cursa sus estudios atiborrado de suspensos en colegios religiosos de pago que le transmiten una formación tea, rozando la santidad, que con el tiempo se convierte en atea, antitea y de las de “allá con su pan se lo coman”, que hoy es su fe de vida. De ambos fue expulsado por inaguantable, aunque el sentimiento fuera mutuo.

Titiritero todoterreno y protésico dental ocasional y frustrado, se academiza con la licenciatura de Geografía e Historia y un doctorado todavía con la tesis non nata, a pesar de haber descubierto una vez más el nuevo mundo o haber hecho las Américas y conocer el continente de las intuiciones —donde creció y paso a ser de la comunidad de los indignados de este planeta—. Miembro, y todavía presidente, de la Escuela Libre de Historiadores —o pirados, según se mire— desde el noventa en que empezó a rodar la calle.

Colaborador del Diario de Sevilla, del que nunca vio un duro por sus letras; músico eruptante metido a viñetista; cuentista a ratos cuando se enamora y el tiempo le deja reposar panzarriba a la sombra de una palmera; historiador andante —que no quijotesco—; sindicalista libertario y burgués; profesor de parados y paradas… se embarca en el mundo editorial con la cooperativa Deculturas, donde trabaja autoexplotado como editor o “hacedor de libros”, como suele definirse.

Desde esta plataforma de vida se lanza por fin al ágora de la expresión plástica, un mundo infinito de musas, prostitutas, ternuras quasimodescas, tullidos intelectuales, melenas, tacones fashion, tomaduras de pelo y cartones pluma, e ingresa en Acción Directa, Centro de Arte, de Sevilla, como alumno de pre-arte-scolar, de la mano del maestro Algovi que tantas veces le dijera “cuándo te vienes”. Y así será y ha de ser este ich bin.